martes, noviembre 29

Transantiago de los 30




Powered by Castpost

martes, noviembre 15

La Flor de la Vida



Powered by Castpost

Digamos que estoy viviendo los últimos días de mi veintiañera existencia (no confundir con veintiañeja ¡por favor!)
Es como esperar el año nuevo, mirando el reloj discretamente primero, contando a todo pulmón después, haciendo el balance de rigor.
Digamos que una década es una década, que me veo en la máquina del tiempo y estoy muy diferente a cuando tenía 20, todos mis mapas han cambiado, absolutamente todos. Y no estoy hablando de arrugas solamente, que sí me preocupan aunque aún no me desesperan debido al a veces insoportable look de púber que me sobrevive. Hablo de las cruces de fuego, los crecimientos, la miles de dudas, los relajos respectivos, las caídas y recuperadas, los que he perdido, los que he ganado, los que he dejado en el camino.
Digamos que, por más que se quiera, los 20 no son los 30. "La mejor edad" dicen por ahí, "la flor de la vida" dicen otros. Espero experimentar cada uno de los dichos de la mitología popular, no saltarme ninguno, no me interesa aquello de transitar discretamente por los días, no me interesa ser "una señorita" o una "señora" cuando todo el mundo diga que hay que serlo.
No se manejar. Es más, no se nada de autos: 4 ruedas, un volante y ojalá un chofer es todo lo que necesito para ser feliz.
No se usar taco alto: para fastidio y sufrimiento de mi propia madre que ve como los pies de su hija son cada vez más parecidos a un Ona magallánico.
No puedo reirme bajito: todo el mundo se entera de cuantas tapaduras tengo y que lloro en cada ataque de risa epiléptica que me da.
No me gusta el color rosado: ni siquiera para los bebés, un atentado crómatico que no debiera existir.
No se sumar ni restar ni dividir: vivan los chinos y sus ábacos...el resto es patraña para hacer la vida aún más complicada!
No me gustan, en algunas ocasiones, las miembros de mi propio gremio: debo confesar que, mientras más vieja, me he vuelto más exigente en cuanto a lo que espero de mis hermanas de género. Detesto la manipulación, la mala intención, a las mosquitas muertas, a las cartuchas y conchijuntas militantes, a las "señoritas de su casa", a las estúpidas, a las políticamente correctas, a las que usan perfumes que huelen mal, a las que se fijan en como se viste la otra y a las más guapas que yo (obviamente, algo de humana tengo)
No me gusta el cochayuyo, ni los pepinillos, ni las ubres o cualquier tipo de entraña intestinal, ni el tequila, ni los chocolates con menta, ni el olor a ala, ni las casas sin música ni plantas ni libros, no me gusta sentir frío, odio las prendas de nylon y pesarme cada mes, me carga Lavín y Bonvallet, nunca he podido tolerar leer el Mio Cid Campeador, Ricki Martin y Enrique Iglesias deberían ser abducidos y, por último, no me gusta sentir ruido cuando me estoy quedando dormida.
Por todo lo anterior y ya que tengo la impresión de ser una maldita bruja mañosa y vejestorio andante, me he propuesto los siguientes firmes propósitos para mi glorioso cambio de folio:
Con respecto a los autos: andaré más en avión. Sigue siendo, a mi modo de ver, la mejor forma de gastarse el dinero. Y seguiré teniendo choferes que también son mis amigos, por eso los quiero tanto, transportan a este pobre cuerpecito sin quejarse o quejándose para adentro.
Con respecto a los tacos: Lo intentaré, juro por San Expedito que así lo haré, más allá de matrimonios y graduaciones que los exigen. Lo bueno es que me gustan estéticamente hablando, son un buen accesorio, hacen que uno se vea más alta, más guapa y más flaca, las tres piedras fundacionales de ser mujer.
Con respecto a la risa escandalosa: temo que es batalla perdida, digamos que es un componente genético rebelde. He pensado coserme la boca, hacerme una traqueotomía, ser más grave e intelectualoide, deprimirme una vez al año o cambiarme de país con un idioma extraño donde no entienda nada, así no tendré de qué reírme.
Con respecto al color rosado: practicaré ser daltónica o quizás, me pondré políticamente correcta y usaré eufemismos del tipo "es de color rojo pálido" o "es un blanco tirando para rojo" o "que linda esa mezcla de rojo con blanco, es el color de la buena salud"
Con respecto a las matemáticas: soy tonta y punto, para eso no hay remedio en esta tierra. Me casaré con un Físico, o con un chino o con un almacenero que cuente con los dedos rápidamente, con el mejor puntaje nacional de la PAA en matemáticas año 93 o con un fabricante de calculadoras. Alguno caerá en mis redes, ya verán.
Con respecto a las miembros de mi gremio: Dejaré que hagan lo que quieran, que sean lo que les venga en gana y que hablen las cosas que gusten o que les dejen decir. En cambio, me concentraré más en el gremio opuesto tratando de acercar, aún más, nuestros lazos de convivencia. Firmaré cuanto tratado de amistad, libre comercio, cooperación nacional o internacional, donaciones, capacitación, comisiones, mesa de diálogo, trabajo conjunto e intercambio cultural surja de las negociaciones que se hagan entre mi gremio y el gremio masculino. Todo aquello tomando en cuenta la tradición pacífica de solidaridad y confraternidad que nos caracteriza con el firme objetivo de ampliar nuestro campo de acción conjunto. Me propongo como presidente, secretaria, tesorera, jefa de aseo y ornato, encargada del diario mural o guardia nocturna de la sede, desempeñando un cargo o todos al mismo tiempo, todo sea por optimizar las relaciones (digamos...)
Con respecto a lo que no me gusta: quizás toleraría algunos ítems excepto aquellos de las abduciones a los que matan la música y a Lavín y Bonvallet: es que de pequeña que no me gustan los payasos.
Así vivo hoy la agonía de mis 29. Frivolidades que son el principio de metamorfosis profundas, que son las antesalas de proyectos definitivos, igual de pendeja pero más sabia, igual de chica pero sospechosamente más grande. Tengo intactas, sin embargo, las columnas vertebrales de lo que soy yo en esencia: Nada más ni nada menos que una chirimoya en la mitad del camino, feliz por lo recorrido, ansiosa por lo que queda por recorrer.
La "flor de la vida" le dicen...la flor de la vida. Espero que me toque una con más de una floración, de hoja perenne, que no requiera de muchos cuidados pero que se muere de inmediato si no le dan lo indispensable, que se marchite con dignidad y con espíritu de flor hasta el final, que se polinize por cierto! y que sea una más entre otras de un gran ramo multicolor, diverso en tamaños y edades, bello tanto por lo singular de cada una de sus flores como por lo arrebatador de su conjunto.
Preparada han de verme entonces, lista para desenvolver el primer pétalo en la cornisa de los 29.





A mis amigas y amigos:

Por ser fervientes feligreses de la secta treintiañera a la que me han invitado y de la cuál participan con devoción, alegría y desinterés.

lunes, noviembre 7

El último habitante del planeta



Powered by Castpost

El último habitante del planeta se está desesperando,
la soledad lo tiene en un constante estado de pelea continua con el mundo.
Se agobia por problemas que para otros serían bendiciones,
se le apagan casi siempre las estrellas de los ojos.
Tiene miedo de todo lo extranjero,
tiene miedo de que le muevan las maquetas que fundó el siglo antepasado,
se asusta cuando huele olores diferentes a los ya registrados en su delicada nariz,
se espanta al constatar lo mucho que ha cambiado la fauna en el último rincón del planeta.
Grita, se pone violento, a veces estalla en insultos candentes como ríos de lava,
se le saltan los ojos de pura ira,
sigue a predicadores de nuevas teorías milenaristas de acabo de mundo,
va al supermercado y se compra de todo para llenar el bunker personal
(que obviamente no compartirá con nadie.)
Porque compartir espacios públicos se le ha vuelto una tortura,
no tolera a la gente que se viste diferente, que habla distinto,
compartir este último rincón del planeta se le hace insufrible.
No le pidan que sea comprensivo,
¡por favor no le pidan eso!
Porque tendría que darse cuenta de que ha llegado tarde a todo,
que está solo,
que es el último habitante del planeta
que aún tiene los ojos cerrados.