domingo, febrero 5

Limpiando la casa


Heme aquí otra vez después de un largo periodo de ausencia. No me disculparé porque he ocupado el tiempo en cosas bellas, mi blog sabrá entender y mi forma de buscar la redención será abriendo las cortinas que tuve cerradas mucho tiempo, haciendo aseo general, comprando flores para el florero sin uso. Que bueno es sentirse en casa otra vez!
Respondo bastante atrasada la tarea que me dejó mi exquisito Pepet hace un tiempo atrás. La idea es enunciar aquí los 5 hábitos más extraños que pongo en práctica de vez en cuando. No niego que me provoca pudor y, definitivamente, creo que me reservaré aquellos que han pasado de hábitos "raros" a "perversos"...esos los saben sólo algunos desafortunados. Aquí van:
1. Tengo que dormir, si o si, con algún peso sobre mi cuerpo. Con peso me refiero a alguna cobija o manta encima, especialmente en los pies. Me da igual si el calor es tremendo que llega a ahogarme porque no es el abrigo el que me tranquiliza si no que, justamente eso, el peso, el cobijo, la sensación de estar en un lugar mullido, hundida entre plumas. Aclaro que no soy especialmente friolenta, más bien todo lo contrario, por eso es que yo encuentro extraño que me guste tanto taparme cuando duermo.
2. Le saco la miga al pan, sea cual sea su origen, factura o calidad. En Francia me costó unas cuantas miradas de reprobo ante tamaña blasfemia tomando en cuenta el orgullo que tienen los franceses con su pan. Me gusta la corteza en los panes gorditos y hasta a la noble marraqueta le extraigo su entraña esté caliente o no. Mil disculpas chilenos todos.
3. Cuando tengo que sentarme en alguna mesa a comer, sea de restaurant o de casa, debo sentarme en algunos de los lugares que miren hacia la entrada, de frente al lugar desde donde viene la gente, nunca jamás de espaldas a la entrada principal. Tengo que tener una muralla detrás o, por lo menos, la sensación de que no estoy de espaldas al ingreso de las personas. Es similar a lo que me pasa cuando viajo en bus o en metro y me siento en aquellos sitios de espaldas al chofer, donde quedas al revés de todo el mundo, mirando de atrás para adelante el camino: lo odio! me provoca un poco de náuseas, un poco de inseguridad, se me erizan los vellos de la espalda, no me siento cómoda y me cambio inmediatamente cuando un asiento de "los normales" queda disponible.
4. Leo la prensa, los diarios y las revistas de atrás para adelante. No tengo explicación al respecto, siempre lo he hecho, desde niña. Es raro porque no tiene sentido práctico. Con los libros jamás. Esos los empiezo y termino como el resto de los mortales aunque debo reconocer que, más de un par de veces, he leído el final de algunos cuando todavía no los he terminado. Soy fiel lectora y siempre los leo enteros, pero todavía no descubro cuál es el patrón de que algunos libros (muy pocos en todo caso) me provoquen leer su final.
5. Tengo que comer con música, esté sola o acompañada, en un tugurio, en una casa o en un fino restaurant. La música y la comida están explicadas juntas en mi maltratada neurona y no tiene que ver con que la conversación no exista o esté aburrida sino que, más bien, todo lo contrario: una buena mesa la comprende una comida rica, unos buenos comensales y una buena ambientación que es, indudablemente el sutil pero efectivo estímulo de la música. Y la elección de ella dependerá de la composición de la comida+ la compañía. No creo en comer siempre con música clásica, eso no existe. Ni tampoco en cualquier música que se transforme en un zumbido que a la larga moleste. Es tan importante como elegir el vino o el mantel. Y se agradece cuando funciona bien y se maldice cuando es un fiasco.
Como esta tarea es un virus también, debo dejarles el cachito a otras 5 personas para descubrir cuáles son sus esquinas bizarras. Mi finísima elección la comprenden entonces:
El honorable Racarrás. Él me intriga. Quiero saber como se comporta un rancaguino ácido, lúcido y sensible.
La sorprendente Hibakusha. Probablemente me mande al carajo pero, si me sorprende como siempre, quizás lo responda.
Mi amiga Alejandra. Veremos donde raya la papa la tierna "en primavera"
Javier San Feliú. A ver si este noble caballero del dial se sustrae un momento de su "marcha blanca" y responde este humirrrrde post de una fiel radioescucha.
Angelita pervertida de "Alas quebradas". Sin duda que compartirá con nosotros sus 5 hábitos más raros que deben ser, si no me equivoco, lides de cama y otras batallas orgíasticas que espero que nos las haga saber.
Un beso enorme a todos. Estoy con un hambre terrible, prometo no demorar mucho y postear, más temprano que tarde, alguno de mis nuevos desvaríos (que no son pocos)
Nos vemos.
Chirimoya Alegre disfrutando del verano.